domingo, 21 de junio de 2015

Ainsa (Huesca) II

 Portada de la exColegiata de Santa Maria de Ainsa

La Iglesia de Ainsa, como todas la de esta región, se caracteriza por su gran sencillez y sobriedad. En su construcción destaca su aspecto defensivo, no existen detalles decorativos. Se cree que fue consagrada en 1181, si bien algunas partes de su construcción datan de la primera mitad del siglo XII. Los únicos elementos que adornan el exterior son la portada y entrada principal que posee cinco arquivoltas y, sobre ella, un crismón. El abside, que puede observarse por el exterior tras atravesar el arco del Hospital, no presenta ninguna decoración, con una sencilla moldura en la cornisa. El templo consta de una sola nave acabada en ábside semicircular. Su nave tiene una bóveda de cañón ligeramenta apuntada.


 Torre de la exColegiata. Su majestuasidad salta a la vista

La torre esta situada a los pies de la nave y es la parte más visible y original, fue construida en el siglo XI y en aquella época jugaba un papel religioso y militar (en ella se pueden observar aspilleras). Esta dividida en cinco cuerpos o pisos, el segundo comunica con el coro, en el cuarto se ubican las campanas y el último es el más bello y destacable en el que hay que destacar su bóveda y ventanales en cada una de las caras, con cuatro arquivoltas y tres pares de columnas con sus basas y capiteles.

 Cripta. Excolegiata de Ainsa

El complejo eclesial se completa con la cripta y con el claustro. La primera bajo el presbiterio y ábside, con dos entradas a cada costado de la nave. Su descubrimiento en la década de los sesenta del pasado siglo, pues estaba cegada por escombros, descubrió un espacio que completo la iglesia.
El claustro tiene también dos entradas, desde la base de la torre y desde el muro norte de la nave. Su planta es irregular debido al máximo aprovechamiento del terreno disponible. Su construcción es sobria, en armonia con el resto de la iglesia. Su construcción obedece a varias etapas constructivas, desde el siglo XII hasta el siglo XVI.


 Claustro. Excolegiata de Ainsa

A muy pocos metros de la Iglesia nos encontramos la Plaza Mayor con sus típicos soportales. Todas las casas tienen porches, en un número de uno o dos según la dimensión de la casa. Pocas no cuentan con ellos, son de construcción posterior, pero mantienen la armonia a la plaza. En el frontal de entrada a la plaza se encuentra el ayuntamiento de la localidad.


 Monumento a los Fueros del Sobrarbe

En el extremo opuesto, muy cerca de la entrada principal del castillo se alza el monumento a los Fueros del Sobrarbe que nadie ha visto y que se enmarcan entre el mito y la leyenda. Una placa al lado del monumento reza la siguiente inscripción:
 

Fueros de Sobrarbe
En Paz y Justicia regirás en el Reyno y nos darás Fueros mejores.
Cuanto a los moros se conquistare, divídase no solo entre los ricos hombres, sí tambien entre los caballeros en infanzones, pero nada reciba el extranjero.
No será lícito al Rey legislar sin oir el dictamen de los subditos.
De comenzar Guerra, de hacer Paz, de ajustar Tregua o de tratar otra cosa de grande interés, te guardarás, o Rey, sin anuencia de los Señores.
Y para que no sufran daño o menoscabo de las libertades, velará un juez medio al cual sea lícito del Rey si dañase a alguien, y rechazar las injurias si a la vez las infiries a la república.


En el extremo opuesto de la plaza se ubica el castillo que consta de un gran recinto amurallado en el que destacan hoy en día tres torreones y algunas otras edificaciones. La torre que más destaca es la del Homenaje situada en el extremo opuesto a la entrada principal. Tiene una particularidad y es que es de planta pentagonal. Posee saeteras y tejado a dos aguas. Sus basamentos probablemente se remontan a tiempos de Sancho III el Mayor de Navarra (principios de siglo XI). La mayoría de los restos del castillo
forman parte de las reformas realizadas en los siglos XVI y XVII.



 Casa Bielsa, en la calle Mayor de Ainsa

Finalmente queda pasear tranquilamente por las calles de esta población, fundamentalmente por la calle pequeña o de la Santa Cruz y por la calle Mayor o de Gonzalo I, atravesar sus puertas, disfrutar de los paisajes que se divisan, contemplar la peña Montañesa majestuosa, disfrutar de los portones y ventanales
de sus casas y visitar sus museos. Una visita que requiere tiempo y sosiego.


La Peña Montañesa desde el cassco antiguo de Ainsa

Imágenes @jcuecam

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